José Manuel Gutiérrez de la Cámara Señán es capitán de navío (RR). Nacido en Madrid el 25 de diciembre de 1943, ingresó en la Escuela Naval el 1 de agosto de 1961 y es especialista en Armas Submarinas. Destinado en varios barcos de la Armada, fue Comandante del dragaminas Duero y del buque de transporte Contramaestre Casado, así como Segundo Comandante del destructor Almirante Valdés. Estuvo destinado en el Estado Mayor de la Armada y fue profesor de la Escuela de Armas Submarinas. En situación de reserva fue Secretario General del Instituto de Historia y Cultura Naval, del cual es actualmente Consejero Colaborador, y Vocal del Grupo de Pensamiento Naval de la Escuela de Guerra. Ha publicado los libros, "Guerra del Pacífico. La Batalla del Golfo de Leyte", "Una Visión sobre la Historia Marítima Española", "La Marina Española contra la Piratería Berberisca", "La Piratería Berberisca y su final, con los jabeques de D. Antonio Barceló", "Cruceros de Combate en Acción", las novelas "Marinos Intrépidos"(1ª y 2ªparte) y diversos artículos sobre temas navales. ¿Sabías que el almirante Yamamoto era consciente de que si no se conseguía una victoria aplastante en los primeros meses, los japoneses tendrían muy pocas posibilidades de ganar la guerra? ¿Sabías que había grandes discrepancias entre el almirante Yamamoto, Comandante de la Escuadra Combinada y el Alto Estado Mayor y tan solo el bombardeo de Tokio hizo posible la Operación MI? ¿Sabías que de no haber tenido lugar la batalla del Mar del Coral es muy probable que el resultado de Midway hubiera sido muy distinto? ¿Sabías que el sistema de claves de los japoneses, que consideraban muy seguro, era vulnerable y tuvo mucha influencia en los resultados de las batallas del Mar del Coral y Midway? ¿Sabías que los bombarderos B-25 del Ejército del Aire, que normalmente empleaban para su despegue una pista kilométrica, tuvieron hacerlo cargados de bombas desde los 120 metros de la cubierta del portaviones Hornet? ¿Sabías que el excesivo silencio radio impuesto por Yamamoto durante la batalla de Midway le hizo suponer que la Flota del Pacífico se encontraba en Pearl Harbor, aunque la base no fue reconocida? ¿Sabías que los submarinos japoneses que debían informar de la salida de las fuerzas norteamericanas de Pearl Harbor no tuvieron tiempo de alcanzar sus posiciones y no pudieron avisar de la salida de los portaviones? ¿Sabías que una avería en un avión de reconocimiento de uno de los cruceros de Nagumo impidió que el almirante conociese a tiempo la presencia de portaviones norteamericanos en la zona? ¿Sabías que la prisa por cambiar las bombas por torpedos, motivada por una contraorden, dio lugar a que las bombas no estuviesen estibadas en sus pañoles y facilitó la voladura de los portaviones japoneses? ¿Sabías que por error de cálculo, gran parte de los aviones del Hornet no alcanzaron a los portaviones japoneses y varios cazas se perdieron por agotamiento del combustible? ¿Sabías que el factor sorpresa tuvo mucho que ver con la derrota japonesa?

POR QUÉ LEERLO - Un ensayo de divulgación sobre la batalla de Midway una batalla decisiva que cambió el curso de la guerra del Pacífico. - Otras obras sobre la Batalla de Midway se limitan a la narración cronológica de los hechos. En esta obra el autor ha añadido el análisis de la estrategia militar y táctica que llevaron a cabo esta Guerra. La Batalla de Midway puede ser comprendido por el público en general, pero además, el oficial de marina profesional, el historiador y el analista pueden sacar partido de su contenido. - El libro, además de describir con detalle la Batalla del Mar del Coral, la primera batalla de portaviones de la Historia, explica porqué los resultados de esta batalla tuvieron tanta repercusión en el resultado de Midway. Tal vez de no haber existido el enfrentamiento en el Mar del Coral, el resultado de Midway hubiera sido muy distinto. - Gracias a este título el lector descubrirá el deficiente sistema criptográfico japonés que permitió a Estados Unidos adelantarse a los movimientos bélicos del país nipón. - Gutiérrez de la Cámara es capitán de navío, especialista en armas submarinas. Ha sido profesor de Lucha Antisubmarina en barcos de la Armada y en el Estado Mayor. Fue secretario del Instituto de Historia y Cultura Naval. Ha publicado diversos artículos y obras relacionadas con temas navales como “Cruceros de combate en acción” (Servicio de publicaciones de la Armada”, “Una visión de la historia marítima española” (Editorial Navantia). Es autor en esta misma editorial de Guerra del Pacífico: la batalla del Golfo de Leyte y de Guerra submarina. ÍNDICE COMENTADO CAPÍTULO I ¿DE DÓNDE SALEN TANTOS AVIONES? El vicealmirante Nagumo estaba contento cuando el 4 de junio de 1942, a bordo del portaviones Akagi, se dirigía a atacar el atolón de de Midway. Había partido la primera oleada de aviones y, como medida preventiva habían despegado aviones de reconocimiento por si había en la zona algún barco enemigo. En este día soleado todo parecía marchar según lo previsto pero… los problemas empezaron a surgir y Nagumo tuvo que reconsiderar la situación. CAPÍTULO II PEARL HARBOR En el mes de diciembre de 1941, los Servicios de Inteligencia estadounidenses sospechaban el ataque japonés a alguna base del Pacífico, pero de ninguna manera se esperaba que tuvieran la osadía de atacar a la principal base americana en la zona. Sin embargo a las 07:55 horas del domingo 7 de diciembre de 1941 se produjo lo inesperado. Los americanos fueron sorprendidos y apenas contaron con tiempo para reaccionar. Cinco acorazados y varios barcos más resultaron hundidos, casi doscientos aviones destruidos y tres mil quinientos muertos o desaparecidos fue el resultado del ataque. CAPÍTULO III CAMBIO DE VISIÓN Nunca había ocurrido nada semejante. A partir de entonces se adoptaron drásticas medidas, la cúpula militar fue destituida y los americanos tuvieron que aprender un nuevo modo de hacer la guerra. Afortunadamente, dentro de las desgracias, los portaviones no se encontraban en la base en el momento del ataque. CAPÍTULO IV LA EXPANSIÓN JAPONESA Una vez neutralizada la base aeronaval más importante del Pacífico, los japoneses no encontraron resistencia seria para expandirse por el Índico y el Pacífico sudoeste, pues tenían que asegurar las materias primas necesarias para asegurar la ventaja conseguida. Los británicos con la Far Eastern Fleet, que mandaba el contralmirante Tom Philips, se enfrentaron a los japoneses y su flota, compuesta esencialmente por un crucero de batalla y un acorazado fue destruida. También una flota combinada aliada al mando del contralmirante holandés Karel Doorman fue echada a pique cuando intentó oponerse a los nipones en el mar de Java. CAPÍTULO V EL PLAN MI El almirante Yamamoto conocía muy bien al pueblo americano, pues había sido Agregado Naval en Washington. Sabía que Japón no podía permitirse una guerra prolongada, ya que el pueblo americano despertaría de su letargo y se recuperaría del golpe inicial. Solo una nueva victoria que acabase con los portaviones, unidades que más daño podían hacer en la guerra relámpago iniciada, podría dar lugar a una paz negociada en ventajosas condiciones. Para lograr esta victoria había que provocar una salida a la mar de los portaviones americanos mediante un ataque a la base de Midway, la más próxima a Pearl Harbor. Pero no todos los mandos japoneses apoyaban la idea. CAPÍTULO VI EL PLAN MO Entretanto los japoneses desarrollaron otra estrategia y, puesto que el Ejército japonés no contaba con tropas suficientes para la invasión del continente australiano, optaron por su aislamiento, es decir, impedir que los aliados pudieran utilizarlo como fuente de recursos humanos y materiales. Se trataba de negar al enemigo las comunicaciones con Australia y para ello había que comenzar por la ocupación de Port Moresby (Operación MO), posesión aliada clave situada al sur de Nueva Guinea, para impedir el aprovisionamiento aliado. CAPÍTULO VII EL SISTEMA DE CIFRADO JAPONÉS Los japoneses contaban con un sistema de cifrado anticuado, aunque ellos lo consideraban bastante seguro. En el capítulo se describen los puntos débiles del sistema y el modo en que los servicios de inteligencia norteamericanos supieron sacar partido de las carencias para conseguir, aunque de modo rudimentario, los planes del enemigo por anticipado. CAPÍTULO VIII OPERACIONES PREVIAS A LA BATALLA DEL MAR DEL CORAL Cuando los americanos tuvieron una idea aproximada de la pretensión japonesa de ocupar Port Moresby, enviaron todo lo que tenían, en principio muy poco, ya que solo el portaviones Yorktown se encontraba cerca. El comandante del Pacífico central, almirante Nimitz, puso a las órdenes del contralmirante Frank Fletcher todo lo que pudo, una fuerza combinada de cruceros al mando del contralmirante de la Real Armada John Crace y, desde Pearl Harbor se envía al portaviones Lexington, que se incorporaría a la acción lo antes posible. CAPÍTULO IX LA OPERACIÓN MO SE PONE EN MARCHA Desde Rabaul, los japoneses enviaron una fuerza de invasión para tomar Port Moresby. Esta fuerza, protegida por otra de cobertura directa al mando del contralmirante Aritomo Goto, que procedente de la base de Truk se reuniría con el convoy principal en las islas Shortland. Entre sus unidades de protección se encontraba el portaviones ligero Shoho. Otra fuerza, al mando del vicealmirante Takeo Takagi, proporcionaría cobertura lejana y para ello se dirigió desde Truk al mar del Coral con los portaviones Shokaku y Zuikaku, por si los americanos emplearan portaviones en la zona, con la idea de envolverlos a modo de tenaza entre las dos fuerzas de cobertura. Una vez que el almirante Fletcher tuvo noticia de los desembarcos previos al norte de Guadalcanal, efectuó un ataque aéreo en el que destruyó algunas barcazas. Después, una vez detectada la fuerza de Goto, envió a la fuerza de cruceros del contralmirante Crace a interceptarla. Los cruceros aliados fueron sometidos a un duro bombardeo aéreo, pero no sufrieron daños. Después fue atacada la fuerza de Goto por los aviones de los portaviones americanos que echaron a pique al portaviones Shoho. Entretanto la fuerza de portaviones de Takagi creyó haber localizado a la fuerza de portaviones americana y efectuó un ataque, cuando en realidad se trataba de la fuerza de aprovisionamiento. En el ataque resultaron hundidos un petrolero y un destructor americanos. El vicealmirante Inouye, que tenía el mando conjunto de la Operación, decidió suspenderla temporalmente al saber que se había descubierto el convoy de tropas y la fuerza de protección directa. CAPÍTULO X LABATALLA DEL MAR DEL CORAL En la mañana del día 8 de mayo ambas fuerzas enemigas, cuyos gruesos estaban constituidos por los portaviones Lexington y Yorktown por parte americana y Shokaku y Zuikaku por parte japonesa, se buscaron ansiosamente para la batalla definitiva. Las formaciones aéreas se cruzaron en el aire. Atacaron primero los japoneses que alcanzaron de muerte al Lexington y dañaron gravemente al Yorktown. La fuerza norteamericana tuvo menos suerte, ya que en la zona donde se encontraban los portaviones japoneses había chubascos y uno de ellos cubrió al Zuikaku de los ojos de los pilotos, que concentraron sus ataques en el Shokaku, que alcanzado varias veces quedó con su cubierta inoperativa y todos los aviones japoneses tuvieron que dirigirse al Zuikaku. CAPÍTULO XI RESULTADOS Y CONCLUSIONES Si bien la victoria táctica fue de los japoneses, pues habían hundido un portaviones de combate mientras los americanos solo hundieron uno ligero, unas barcazas y un destructor. El resultado de la batalla tuvo gran repercusión, pues fue la causa de que los dos portaviones japoneses no participasen en la batalla de Midway. Además las lecciones aprendidas por los americanos serían empleadas con éxito en esta ocasión. CAPÍTULO XII EL ATAQUE A TOKYO Los americanos estaban ansiosos por devolver el golpe de Pearl Harbor para quebrantar la moral de los japoneses. Para ello planificaron un ataque aéreo al corazón del Japón, pero solo se podía conseguir desde portaviones y sus 120 metros de la cubierta eran escasos para el despegue de un avión B-25. No obstante el tesón del teniente coronel Doolittle consiguió lo que parecía imposible, aunque hubo que lanzar los aviones a una distancia muy superior a la prevista, ya que un patrullero japonés avistó a los portaviones y lanzó al éter la señal de avistamiento del enemigo antes de ser hundido. Pese a las dificultades, los aviones lograron llegar al Japón y bombardear Tokio y otras instalaciones navales, para luego dirigirse a China, aunque varios pilotos perecieron o cayeron prisioneros. CAPÍTULO XIII SE APRUEBA LA OPERACIÓN MI El éxito del bombardeo al Japón causó estremecimiento en la población, al ver profanado el lugar donde residía en Emperador. Esto inclinó a los más reticentes del Alto Estado Mayor a aceptar el plan propuesto por Yamamoto, es decir la Operación MI, la invasión de Midway. Había que impedir que los americanos pudieran repetir una operación de bombardeo similar. Era necesario neutralizar a la Flota del Pacífico. CAPÍTULO XIV NUEVO ÉXITO DE LOS SERVICIOS DE INTELIGENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS También en esta ocasión los servicios de inteligencia norteamericanos lograron un éxito. Por los mensajes cifrados se sabía que se estaba preparando una gran operación, pero no se conocía el lugar. Todas las comunicaciones se referían al objetivo AF, se sospechaba que era Midway, pero había que confirmarlo. Al capitán de fragata Rochefort se le ocurrió una estratagema. En los mensajes que se transmitieron se decía que el condensador de agua de Midway estaba averiado. Poco después interceptaron un mensaje japonés en que se decía que el condensador de agua de AF estaba averiado. Por lo tanto AF era Midway. CAPÍTULO XV PREPARATIVOS NORTEAMERICANOS Para hacer frente a la Operación MI, un portaviones más podía ser la diferencia entre el éxito y la derrota, por eso Nimitz dio órdenes para que a la llegada del Yorktown a Pearl Harbor, el buque entrase en dique de inmediato y 1400 hombres en turnos de día y noche se lanzaron a reparar su graves averías en un tiempo record. Se reparó el casco, se cerraron las puertas que estaban bloqueadas, se repararon provisionalmente tres calderas y, aunque el barco no podría alcanzar los 27 nudos, al menos llegó a los 20 y los americanos pudieron contar con un aeródromo flotante más en el lugar adecuado. CAPÍTULO XVI DESIGNACIÓN DE MANDOS Como el almirante Halsey, que era el mando natural de los portaviones Hornet y Enterprise, estaba afectado por una enfermedad de la piel que le imposibilitaba hacerse cargo de las operaciones, el almirante Nimitz le pidió consejo sobre el sustituto más adecuado y le propuso al contralmirante Raymond Spruance, que hasta entonces mandaba los barcos de su escolta. Nimitz aceptó la propuesta. La otra agrupación estaría formada por el recién reparado Yorktown, y estaría al mando del contralmirante Frank Fletcher. Como era más antiguo que Spruance, cuando se encontrasen operando juntos, el mando conjunto lo tendría Fletcher. CAPÍTULO XVII SALIDA DE LA ESCUADRA COMBINADA El día 27 de mayo, fecha de la conmemoración de la batalla de Tshushima, la Escuadra Combinada con su potente fuerza de portaviones, acorazados y buques de desembarco, inició su salida desde diversos puntos del Japón o dominados por los japoneses. La enorme fuerza convergía sobre el atolón de Midway, salvo una parte de la fuerza, que se dirigió a la conquista de las Aleutianas, ya que los japoneses no tenían la seguridad de que el ataque sobre Tokio hubiera partido de los portaviones y las Aleutianas contaban con aeródromos desde los que podía haber partido el ataque. CAPÍTULO XVIII SALIDA DE LA FUERZA AMERICANA El contralmirante Spruance con la Task Force 16, compuesta por los portaviones Hornet y Enterprise, cinco cruceros pesados, un crucero antiaéreo y seis destructores, salió de Pearl Harbor el día 29 de mayo. El contralmirante Fletcher se hizo a la mar el día 30 con la Task Force 17, compuesta por el Yorktown, dos cruceros pesados y ocho destructores. Aunque estaba previsto que una barrera de submarinos japoneses interceptasen a toda fuerza que saliese hacia Midway, los submarinos no tuvieron tiempo de alcanzar sus posiciones y no detectaron la salida de las Task Forces americanas, que el día 2 de junio se encontraban reunidas en un punto al noroeste de Midway en espera de la llegada del enemigo. CAPÍTULO XIX ATAQUE DESDE MIDWAY A LA FUERZA DE INVASIÓN Desde Midway se lanzaron hidroaviones de reconocimiento en el sector desde el que se espera la llegada de los japoneses, que detectaron a las Fuerzas de Invasión del almirante Kondo. Nimitz asumió que no se trataba de los portaviones enemigos y así se lo hizo saber a Fletcher, para que los portaviones no delatasen su presencia, por lo que las Fuerzas de Kondo solo fueron atacadas por los aviones que la Marina, los Marines y la Fuerza Aérea disponían en Midway. Los mandos americanos tuvieron noticia del ataque a Dutch Harbor, en Aleutianas, pero como estaba previsto no hicieron ningún movimiento, que era lo que pretendían los japoneses, y la defensa de dejó a las fuerzas locales. CAPÍTULO XX ATAQUE A MIDWAY A 03:45 horas del 4 de junio, el almirante Nagumo envió la primera oleada de bombarderos a atacar Midway para debilitar sus defensas y destruir sus pistas antes del desembarco. Los aviones atacantes iban a las órdenes del capitán de corbeta Tomonaga, veterano de la guerra de China. Poco antes del despegue de los atacantes, Nagumo había despachado siete hidroaviones de reconocimiento para asegurarse de que no había ningún barco enemigo en la zona. Entretanto aviones de Midway salieron a bombardear a la Fuerza de invasión del almirante Kondo. CAPÍTULO XXI ¿QUE PASABA MIENTRAS TANTO EN LAS CARRIER TASK FORCE NORTEAMERICANAS? Mientras esto ocurría, Fletcher había enviado a 10 aviones de bombardeo en picado para que efectuasen una exploración entre el noreste y el sudeste de su posición, con el fin de detectar a los portaviones enemigos. Además los hidroaviones de Midway se habían desplegado al igual que habían hecho los días anteriores para localizar a los portaviones japoneses, que a 06:03 horas fueron descubiertos por un hidroavión Catalina. Fletcher ordenó a Spruance atacar una vez que se encontrase en la distancia adecuada y él lo haría una vez que fueran recogidos los aviones del Yorktown. CAPÍTULO XXII LOS PROBLEMAS DEL VICEALMIRANTE CHUICHI NAGUMO A 05:45 horas del día 4, un avión Catalina de Midway descubrió a la Fuerza del vicealmirante Nagumo. Los portaviones japoneses habían sido localizados. A las 07:00 horas, Nagumo recibió un informe del capitán de corbeta Tomonaga en el que solicitaba un nuevo ataque a Midway, pues las pistas de aviación todavía se podían utilizar. Como no se había recibido información de los aviones de reconocimiento de que hubiese ningún barco enemigo en las proximidades, ordenó que los aviones preparados con torpedos cambiasen su armamento por bombas para destruir las pistas. Poco después, un avión de reconocimiento japonés localizó a una formación naval enemiga que al parecer no contaba con portaviones. Entretanto los aviones de Midway bombardeaban a los portaviones americanos, que de momento conseguían evadir los impactos. A 08:30 horas llegó un mensaje a Nagumo de uno de los aviones de exploración, en el que decía que la formación enemiga localizada contaba con un portaviones. Nagumo dio contraorden para que los aviones se preparasen de nuevo con torpedos. Los aviones de Tomonaga regresaban de Midway en esos momentos y mientras aterrizaban, las cubiertas no podían utilizarse para nuevos despegues. Los aviones que atacaban a los portaviones lo hacían en número cada vez mayor. Además, los cambios de armamento efectuados con prisas, no dieron tiempo a que las bombas se estibasen en sus pañoles. CAPÍTULO XXIII LOS RAIDES DE LOS PORTAVIONES NORTEAMERICANOS En el Enterprise, el almirante Spruance, después de cerrar distancias ordenó atacar a 07:00 horas. En el Hornet hubo una gran discusión entre el capitán de corbeta Ring, que mandaba el conjunto de grupos aéreos y el capitán de corbeta Waldron, que mandaba los aviones torpederos. No estaban de acuerdo en la situación de los portaviones enemigos, que Ring estimaba más al norte. Poco después del despegue, Waldrom adoptó con su escuadrilla un rumbo más hacia el sur después del despegue. Los aviones del Enterprise, al mando del capitán de corbeta Lindsay, habían estimado el mismo rumbo que Waldron. En el Yorktown, Fletcher, después de la recogida de sus aviones de exploración ordenó el despegue de su raid a partir de las 08:20 horas. CAPÍTULO XXIV EL DESASTRE Nagumo, a pesar de los muchos ataques recibidos, había recogido los aviones de Tomonaga, se habían sustituido las bombas por torpedos y, aunque había sido atacado con insistencia por un número excesivo de aviones, en su mayoría torpederos, había conseguido que sus cazas derribasen a la mayoría de los aviones atacantes, sin embargo, los cazas estaban concentrados en derribar a los aviones que se acercaban a ras de la superficie para lanzar sus torpedos y los serviolas no distinguieron a los bombarderos en picado que atacaban desde mucha más altura. Ya estaban listos para el despegue en las cubiertas japonesas los aviones que iban a atacar a los barcos enemigos cuando los aviones en picado del Enterprise y el Yorktown se lanzaron sobre el Akagi, el Kaga y el Soryu, sobre los que lanzaron sus bombas que los hirieron de muerte. CAPÍTULO XXV LA SITUACIÓN EN LOS TRES PORTAVIONES JAPONESES El portaviones Akagi, insignia de Nagumo tuvo que ser abandonado a 20:00 horas y se pidió permiso al Almirante Yamamoto para proceder a su hundimiento, pues años atrás había sido su comandante. Yamamoto no dio permiso hasta 04:50 horas del día siguiente y el portaviones se fue a pique a 05:00 horas, después de ser torpedeado. El Soryu fue abandonado a 19:00 horas y se hundió a 19:13 horas. En el Kaga se produjo una enorme expulsión y a 19:25 horas el barco se fue a pique arrastrando a 800 hombres. CAPÍTULO XXVI EL ALMIRANTE YAMAGUCHI Y EL HIRYU El Hiryu, buque insignia del contralmirante Yamaguchi, estaba intacto ya que no había sido localizado por los aviones norteamericanos al encontrarse alejado cuatro millas de los otros portaviones. Yamaguchi llevaba bastante tiempo instando a Nagumo para que atacase a los portaviones enemigos con el armamento que tuviesen, pero Nagumo no siguió la recomendación. Al darse cuenta de la magnitud de la tragedia tomó la iniciativa y aunque no sabía con exactitud el número de portaviones que tenía enfrente, organizó un raid hacia la última posición estimada del enemigo. Fue avistado el Yorktown, que resultó alcanzado por tres bombas. Algo más tarde envió un segundo raid que volvió a alcanzar al Yorktown por segunda vez, aunque los japoneses creyeron que se trataba de un portaviones distinto, ya que al Yorktown lo consideraban hundido después del primer ataque. En esta ocasión fue alcanzado por dos impactos de torpedo que dejaron al barco escorado y parado. Cuando Yamaguchi se preparaba para el tercer ataque, fue atacado por un raid enviado contra el Hiryu, que a pesar de los desesperados intentos por mantenerlo a flote tuvo que ser evacuado. El almirante y el comandante se hundieron con el barco a 08:20 horas del día 5 de junio. CAPÍTULO XXVII EL ALMIRANTE FLETCHER Y EL YORKTOWN En el Yorktown, el almirante Fletcher no estaba tranquilo al saber que solo eran tres los portaviones alcanzados y tenía que haber un cuarto portaviones operativo, por eso tuvo la precaución de buscarlo. Cuando se produjo el primer ataque enviado por Yamaguchi, el Yorktown se encontraba entre el Hiryu y los otros portaviones americanos, por eso fue interceptado por los aviones japoneses. Pero la decisión de Fletcher de buscar al enemigo en un sector comprendido entre las demoras 280º y 020º hasta una distancia de 200 millas dio como resultado la localización del Hiryu. Fletcher ordenó a Spruance enviar un raid a 16:00 horas compuesto por 24 bombarderos en picado del Enterprise y 14 del Yorktown, que pudieron despegar antes de que su cubierta resultase alcanzada. Este ataque tuvo como consecuencia el hundimiento del Hiryu. Mientras estos aviones se dirigían a su objetivo tuvo lugar el segundo ataque sobre el Yorktown, que esta vez fue alcanzado por dos torpedos. El almirante Fletcher, al ver que no podía dirigir la batalla desde el Yorktown, puso un mensaje a Spruance en el que decía:"Estoy conforme con sus movimientos", con lo cual transfirió el mando al comandante de la TF-16, que se encontraba en condiciones de continuar la persecución. Esta actitud por parte de Fletcher dejó las cosas muy claras para los americanos, cosa que no hizo Nagumo cuando su barco fue alcanzado y tuvo que ser el almirante Yamaguchi el que tomó por sí mismo la iniciativa de atacar. En el Yorktown se hizo lo posible para mantenerlo a flote y fue tomado a remolque por el viejo dragaminas Vireo, mientras el destructor Hamman se abarloaba a su costado para proporcionar energía para el transvase de combustible de unos tanques a otros y disminuir la escora. A las 13:00 horas del día 6 de junio, el submarino japonés I-168 lanzó cuatro torpedos sobre el portaviones que hicieron blanco. El destructor Hamman se partió por la mitad y el Yorktown se hundiría en las primeras horas del día 7. CAPÍTULO XVIII LA REACCIÓN DE YAMAMOTO El almirante Yamamoto navegaba con el grueso a 300 millas por la popa de los portaviones de Nagumo y no se enteró de lo ocurrido hasta las 10:50 horas del día 4, cuando recibió un mensaje del contralmirante Abe, jefe de la división de cruceros de Nagumo, que decía: «Graves incendios a bordo del Kaga, Soryu y Akagi… Nos retiramos temporalmente al norte para agrupar nuestras fuerzas». Yamamoto comprendió la trascendencia del mensaje, pero tenía una fuerza muy poderosa, que de encontrarse reunida en las proximidades de los portaviones enemigos podría proporcionar la victoria pues, además de los portaviones del almirante Kakuda en las Aleutianas, los Junyo y Ryujo, estaba el portaviones ligero Zuhio, que acompañaba al convoy de invasión, e incluso el Hosho, el primer portaviones de la Historia, estaba a la vista del almirante. Al final tomó una decisión: era necesario aprovechar la superioridad nocturna de los japoneses y destruir a la fuerza enemiga durante la noche. El problema era reunir a las fuerzas con la suficiente rapidez como para conseguir una acción nocturna a la que debía seguir el ataque de todos los portaviones que se encontraban en la zona. CAPÍTULO XXIX FRUSTRACIÓN Poco después de la decisión de Yamamoto empezaron a presentarse dificultades, ya que los portaviones de Kakuda no llegarían a tiempo a la zona. El almirante tuvo cierto alivio cuando Yamaguchi informó que el enemigo disponía de tres portaviones, de los que dos habían sido alcanzados. Yamaguchi creía que al haber atacado dos veces al Yorktown, lo había hecho sobre dos portaviones diferentes. Por fin, cuando llegó la noticia de que el Hiryu había sido alcanzado, Yamamoto tuvo que reconsiderar la situación y algo después de medianoche comprendió que no era posible interceptar a la fuerza norteamericana, ordenó a Kondo cesar en la persecución y reunirse con él en el lugar donde se encontraba Nagumo, que ya no contaba con ningún portaviones. CAPÍTULO XXX EL ALMIRANTE SPRUANCE El almirante Spruance ordenó, con mucho acierto, que la fuerza americana se dirigiera hacia el Este, lo que dificultó la aproximación de Kondo que cada vez se alejaba más. No obstante se mantuvo en las proximidades de Midway, pues su misión era impedir el desembarco. Entretanto los cruceros del contralmirante Takeo Kurita habían sido destacados para efectuar un bombardeo de Midway y durante la aproximación se avistó a un submarino, por lo que Kurita ordenó una caída de 90º a estribor por giros simultáneos. Durante la maniobra colisionaron los cruceros pesados Mogami y Mikuma, que sufrieron importantes averías. El contralmirante Kurita ordenó invertir el rumbo para ayudar a los cruceros que habían colisionado. A la mañana siguiente el Mogami y el Mikuma fueron atacados por los bombarderos en picado americanos, que efectuaron tres ataques sucesivos ordenados por Spruance, pues no podía permitir que el atolón de Midway fuese atacado. Después del tercer ataque, el Mikuma dio la voltereta y se fue a pique arrastrando a un millar de hombres. Yamamoto seguía con la idea de alcanzar a Spruance si se dirigía al Oeste con sus portaviones para perseguir a los cruceros de Kurita, pero Spruance no le dio la oportunidad, pues sabía que los submarinos japoneses podían dar al traste con la victoria conseguida. En la mañana del día 7 cesó en su empeño y decidió el regreso al Japón. CAPÍTULO XXXI RESULTADOS Y CONCLUSIONES Yamamoto vulneró dos principios fundamentales de la guerra: la concentración de fuerzas y la selección del Principio Maestro. El objetivo Midway estaba bien pensado, pues daría lugar al enfrentamiento entre las dos Flotas, pero el segundo objetivo que había fijado a la vez, que era la invasión de las Aleutianas, impidió que los portaviones empleados en este cometido llegasen a Midway a tiempo para intervenir. En cuanto a la concentración de fuerzas, los barcos japoneses se encontraban en una formación tan extendida que prácticamente fueron los portaviones de Nagumo los que soportaron el peso de la acción. El grueso de Yamamoto, dispuesto a apoyar tanto a las fuerzas de Midway como las de Aleutianas, se encontraba tan alejado que no podía intervenir en el combate, como de hecho ocurrió. Los oficiales americanos con mando táctico estuvieron a la altura de las circunstancias durante el tiempo que la totalidad de la fuerza estuvo bajo su mando. Fletcher había asimilado muy bien las lecciones del Mar del Coral y durante el primer ataque aéreo, mientras los aviones de Spruance buscaban a los portaviones enemigos, dispuso de tiempo para recoger a sus exploradores y atacar con parte de los suyos en el momento preciso, sin bajar la guardia, ya que dedicó parte de su fuerza a localizar a los portaviones restantes y retuvo otra parte por si atacaba un portaviones no localizado que podría haber atacado desde otro lugar, como de hecho ocurrió con el Hiryu. También la actuación de Spruance demostró que Nimitz no se había equivocado en su elección, pues en todo momento actuó con equilibrio y sensatez. Aceptó la sugerencia de su jefe de estado mayor de atacar cuando se suponía que iban a regresar los aviones japoneses procedentes del primer ataque a Midway y aunque los cazas no estuvieron sincronizados con los torpederos, el ataque fue decisivo. Más tarde, cuando Fletcher le cedió el mando, su frialdad y buen criterio le llevaron a dirigirse hacia Levante cuando era perseguido por Kondo. El almirante Nimitz por su parte, facilitó en todo momento las disposiciones de sus comandantes; dispuso muy adecuadamente a sus submarinos y asumió que las fuerzas detectadas en primer lugar por la aviación de Midway no constituían el grueso de la flota, por lo que tomó medidas para que no se delatase la presencia de los portaviones. También es necesario destacar que la importancia de los servicios de criptología norteamericanos, así como el hecho de que los portaviones americanos dispusiesen de radar, que tuvo gran importancia como sistema de alerta previa cuando se aproximaban las oleadas de aviones japoneses.

THE BATTLE OF MIDWAY The inflection point in the Pacific Theatre of World War II. A detailed analysis of the battle, and decisions of the commanders from a tactical and strategic point of view. The exciting story of the most important battle of the war in the Pacific. Learn all the details of what happened in the staffs of Nimitz, in Pearl Harbor; Yamamoto, on the battleship Yamato; of Nagumo, in the aircraft carrier Akagi; Yamaguchi, in the Hiryu; in Fletcher’s Yorktown, and in Spruance’s Enterprise. All the strategic, tactical and logistical, procedures for encryption of messages, use of ships, aircraft and weapons, in the battle of Midway, and the previous battle of the Coral Sea. It seemed that the combined Squadron was going to give a good account of the basis of Midway, and the rest of the fleet of the Americans that was left in the Pacific. Only two operational aircraft carriers, and a third one with serious constraints, that was the only thing that separated the combined Squad of Japan from the coast of the United States. Apparently the war was sentenced, but... If we regard something as important in applying the fundamental principles of war, it is the correct use of surprise, the more profitable, this allows good commanders to make their mark clear, ‘the mark of the genius’, do just the opposite of what the enemy foresees.

José Manuel Gutiérrez de la Cámara holds a Naval Degree of Captain, submarine weapons specialist. He has been Professor of anti-submarine fight on Navy ships, and staff. He was Secretary of the Institute of History and Naval Culture. He has published several articles, and works related to naval topics such as Cruisers of Combat in Action (A vision of the Spanish maritime history, publications of the Navy service(Editorial Navantia).) He is author in this same publisher of War of the Pacific: the battle of Leyte Gulf and Submarine war. SALES PITCH - A divulgative work about the Battle of Midway, a decisive battle that changed the course ofthe war in the Pacific. -Other works about the battle of Midway are limited to the chronological narration of the facts. In this work the author has added the analysis of the military, and tactical strategy which was carried out during this war. The battle of Midway can be understood by the general public, but also the professional naval officer, historian, and analyst can take advantage of its content. -The book, in addition to describing in detail the battle of the Coral Sea, the first battle of aircraft carrier in history, explains why the results of this battle had such an impact on the result of Midway. If there had not been any confrontation in the Coral Sea, perhaps the result of Midway would have been very different. -Thanks to this title the reader will discover the poor Japanese cryptographic system which allowed United States get ahead of military movements in Japan. - Gutierrez de la Cámara holds a Naval Degree of Captain, submarine weapons specialist. He has been Professor of anti-submarine fight on Navy ships, and staff. He was Secretary of the Institute of History and Naval Culture. He has published several articles, and works related to naval topics such as Cruisers of Combat in Action (A vision of the Spanish maritime history, publications of the Navy service(Editorial Navantia). He is author in Nowtilus of War of the Pacific: the battle of Leyte Gulf and Submarine war.

Parecía que la Escuadra Combinada iba a dar buena cuenta de la base de Midway y del resto de la Flota que quedaba a los estadounidenses en el Pacífico. Tan solo dos portaviones operativos y otro con graves limitaciones era lo único que separaba a la Escuadra Combinada de Japón de las costas de los Estados Unidos. Aparentemente la guerra estaba sentenciada, pero… si algo es importante a la hora de aplicar los principios fundamentales de la guerra, es la correcta utilización de la sorpresa, la más rentable, que permite a los buenos comandantes dejar su impronta, «la marca del genio», hacer precisamente lo contrario de lo que el enemigo supone.

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